Interrupción inesperada

Manuel llegaba tarde a la iglesia y estaba atascado en un semáforo en rojo. Mientras esperaba impaciente, su hija vio a una mujer varada que trataba de reparar un neumático. «Papá, tú eres bueno cambiando neumáticos —dijo—. ¿La vas a ayudar?». Manuel ahora iba a llegar muy tarde, pero sabía que eso era una asignación divina. Se detuvo para ayudar, e incluso invitó a la conductora a la iglesia.

Gracia abundante de Dios

A los 51 años de edad, Ynes Mexia (1870-1938) decidió estudiar botánica en la universidad. Durante sus trece años de profesión, recorrió América del Sur y Central, descubriendo 500 especies nuevas de plantas. No es la única que lo ha hecho. Los científicos descubren casi 2.000 plantas nuevas cada año.

Herederos de la salvación de Dios

Cuando los padres de Abigail murieron en un accidente automovilístico, ella heredó muchas posesiones. También se enteró de que ellos habían arreglado para colocar todo en un fideicomiso. Por el momento, solo podría acceder al dinero suficiente para la cuota de la universidad. El resto llegaría cuando fuera mayor. Abigail estaba frustrada, pero después se dio cuenta de la sabiduría de sus padres al planear esa entrega mesurada.

Una vida cultivada en Cristo

Cuando construimos nuestra casa, fue en un lote vacío y bastante fangoso. Necesitábamos césped, árboles y arbustos para combinar con las estribaciones de Oregón circundantes. Cuando saqué mis herramientas de jardín y empecé a trabajar, pensé en el primer huerto que aguardaba a los humanos: «toda planta del campo antes que fuese en la tierra, […] ni había hombre para que labrase la tierra» (Génesis 2:5).

Caminar con Dios

Durante años, expertos en acondicionamiento físico han enfatizado la importancia de correr para la salud cardiovascular. Pero estudios científicos recientes han demostrado que las caminatas diarias también son beneficiosas. Un informe señala: «Los adultos que daban 8.000 pasos o más por día tenían menor riesgo de muerte en la siguiente década que los que caminaban solo 4.000». Caminar es bueno para nosotros.

Edificando lo que perdura

Cuando era niño, vivía cerca de varias construcciones. Inspirados en ellas, mis amigos y yo juntamos restos de materiales para construir un fuerte. Con herramientas prestadas, pasamos días intentando hacer que las maderas sirvieran a nuestros propósitos. Fue divertido, pero nuestros intentos apenas reflejaron muy pobremente los edificios bien construidos que nos rodeaban. No duró mucho.

Un puñado de arroz

El estado de Mizoram, en el noreste de India, está saliendo lentamente de la pobreza. A pesar de su falta de ingresos, desde que el evangelio llegó a esa zona, los creyentes en Jesús practican una tradición llamada «puñado de arroz». Antes de cocinar el arroz, apartan cada día un puñado y lo dan a la iglesia. Esas iglesias, pobres para los estándares mundiales, han ofrendado millones a las misiones y enviado misioneros al mundo entero. Muchos, allí donde nacieron, han conocido a Cristo.

La justicia y la gracia de Dios

El pintor inglés John Martin es conocido por sus paisajes apocalípticos sobre destrucción de civilizaciones. En esas escenas fantásticas, los humanos quedan pasmados ante la magnitud de la catástrofe y su falta de poder ante el juicio que se avecina. En La caída de Nínive, describe a personas que huyen de olas crecientes debajo de nubes arrolladoras.

Un corazón arrepentido

Un amigo había violado los votos conyugales. Fue doloroso verlo destruir su familia. Al buscar reconciliarse con su esposa, me pidió consejo. Le dije que no solo debía ofrecer palabras, sino también demostraciones prácticas de amor a su esposa y un alejamiento de todo patrón de pecado.

Noticia digna de celebrar

Por más de dos siglos, el himno que aparecía primero en el himnario metodista en inglés era O for a Thousand Tongues to Sing [Mil voces para celebrar], escrito por Carlos Wesley y titulado inicialmente For the Anniversary Day of One´s Conversion [Para celebrar el aniversario de la conversión]; compuesto para conmemorar la renovación total que tuvo por su fe en Jesús. Sus 18 estrofas proclaman la gloria de la bondad de Dios a los que se arrepienten y siguen a Cristo.